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Tengo un bote.
Un bote lleno de palabras feas y horribles que evito a toda costa.
Este año me he dado cuenta de que “esperar” es mi nueva palabra fea y horrible.
Pues es la base de nuestra desazón, sea cual sea la causa.
Si suspendes un examen, esperas a que haya una segunda oportunidad. Si tienes un enfado en el trabajo, sufres esperando la llegada del día siguiente y el mal ambiente generado. Si te falta alguien, esperas a que vuelva. Si ya no puede volver, esperas a que el olvido mitigue el dolor. Cuando vives un periodo de angustia, solo esperas a que un hecho impredecible te saque de ese letargo. Si estás feliz, pareces vivir esperando a que algo malo suceda…
La vida es una continua espera. Para lo bueno y para lo malo.
Esperar.
Y solo en esos breves momentos en que te das cuenta de que ya no esperas nada, vislumbras algo de felicidad… hasta que algo nuevo sucede que te lleva de nuevo a esperar…
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Bueno, ya sabéis, se acerca la ceremonia de los Oscars y me preparo a conciencia a base de cine y palomitas.
He visto varias de las películas nominadas y yo también quiero hacer mi quiniela, que no resultará ganadora, pero que considero justa.

Me temo que Colin Firth terminará ganando la estatuilla por su brillante actuación en The King´s speech (estupenda, lo reconozco), pero yo le agradecería a título personal que dejara de regalarnos esos papeles de hombrecito sensiblón y vulnerable al que nos tiene acostumbrados (El Diario de Bridget Jones, Love Actually...) y por fin aceptara uno de malo malote con el que poder quitarse el sombrero. Yo preferiría que se la llevara Bardem (sí, sí, habeís leído bien), y no por pecar de nacionalista, es que me parece que se lo merece.

En cuánto a mejor actriz, creo que también se lo llevará Natalie Portman, como ya sucedió en los Globos de Oro, pero mi voto es para Jennifer Lawrence en Winter´s bone, una desconocida, pero que ha conseguido dejarme sin palabras en su debut, como ya lo hizo Björk con Bailar en la Oscuridad.
La actuación de Portman en Cisne Negro es buenísima, pero es que la de esta niña es soberbia, como también es impresionante la actuación del nominado a actor secundario, John Hawkes.

Y quizás por extensión, porque me ha encantado, porque me ha parecido lo mejor que he visto en mucho tiempo, me decanto por Winter´s bone como mejor película.

Por fin una pequeña producción me devuelve la fe en las grandes historias personales, por los relatos de submundo, y es que esta cinta sin pretensiones, retrato de la América profunda, es un canto a la fortaleza femenina.

Me ha impresionado su desnudez franciscana, sin artificios, pura interpretación, desgarradora, sincera, de primer plano. Sus personajes duros y contundentes que contratastan con la emotividad del relato.

No hay crítica, no hay lecciones morales en esta historia en las que los personajes no se cuestionan nada sobre la maldad o la bondad. Eso puede quedar en manos del espectador.
Ni siquiera hay morbo o sensacionalismo en su crudeza (la escena más impactante es un genial "fuera de campo" que deja toda la carga fílmica del momento en manos de la protagonista).

No digo que os vaya a gustar, pero sí os la recomiendo. A mi desde luego me ha gustado mucho.

Espero también que el mejor guión original vaya a parar a manos de Origen, porque por encima de efectos especiales no me queda si no quitarme el sombrero ante la mente privilegiada que ideó tal trama. Y esperar sentada a que de una vez algún festival americano reconozca el buen trabajo de Leonardo di Caprio, a quien su cara bonita y éxito titánico, condenó a tener que viajar a Europa para que pudiera recoger premios merecedísimos, como si nadie recordara Vida de este chico, Romeo y Julieta, Diario de un rebelde o la más reciente Revolutionary Road... pero todo llegará. De momento...


¿qué opinais? ¿cual es vuestra propuesta?
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Me he dado cuenta de que desde hace 15 años vivo en una eterna espera.
Esperar.
Esperar una razón, una cara, un perdón, una compensación, un lugar, una palabra, un gesto, una explicación, una justificación.
Esperar.
Esperar a que alguien sea capaz de decirme… “sí, es así”
Pero también me he dado cuenta que ya nadie puede contestarme, pues solo espero a fantasmas.
Y en el fondo quizás sean ellos los que me esperan a mí.
Pero en cualquier caso habré de seguir esperando.


Y es esta eterna espera... la que me hace desesperar



¿Cuántas veces he visto un cuadro, un relieve o cualquier otra representación artística que utiliza este tema iconográfico como ejemplo del sacrificio propio, de la familia, de lo que más te importa?
Abraham se convirtió en un símbolo de la virtud y de la entrega a una creencia, al temor a dios... Las generaciones posteriores lo ensalzaron y alabaron su disposición a sufrir.

Como si solo pudieran ver lo que está ante sus ojos.
¿Nadie pensó en verlo desde el otro punto de vista?

Pues lo cierto es ¿quién iba a serguir queriéndole como padre?

Realmente lo sacrificó... pobre Isaac.
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Cuando tuvo lugar en el s. XIX el desmesurado crecimiento de las ciudades debido a la Revolución Industrial, muchos arquitectos e ingenieros destinaron gran parte de su tiempo a elaborar cuidadas y detalladas teorías urbanísticas.

Que si las calles han de seguir un esquema reticulado para agilizar el desplazamiento, que si las viviendas han de tener un mínimo de metros cuadrados, que si es necesario un sistema de alcantarillado…

Gracias a ello hemos visto nacer barrios geométricos, frías y amplias avenidas que nos adentran en un mundo esbozado con tiralíneas.
Es más salubre, más práctico, más correcto.

¿Pero quién no desea perderse en las tortuosas calles del casco histórico antiguo y disfrutar de la estrechez de las calles que vuelcan sobre tu cabeza macetas con geranios?

A veces el caos es tan... reconfortante.
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Feliz año a todos :)!