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He recibido una carta.
Normalmente trato de ser una persona positiva y alegre, convencer a mis amigos de que la vida no es una mierda, que el amor es eterno mientras dura, que los amigos no te traicionan, solo descubres los que nunca lo fueron, que no se fracasa sino que se encuentran maneras de no alcanzar el éxito, que si las cosas hoy han salido fatal, mañana solo pueden ir a mejor. Lo repito tanto que aburro, pero no quiero que nadie me convenza de lo contrario.
Cuando me falla la fe, respiro hondo, cuento hasta diez y pienso en mi situación a los 18 años, cuando me vi en la calle con una mochila con tres pantalones, mi señor Oso y 2.500 pesetas en el bolsillo, teniendo que pasar las noches en la estación de atocha. Ahora miro a mi alrededor y pienso que soy una persona afortunada, y no por pagar una hipoteca o haber encontrado un hombre que me quiere, sino porque creo que he encontrado buenos amigos, muchos y de calidad. Y a éstos los elegí yo.
Pero si de algo me he dado cuenta es de que hay que cuidarlos por encima de todo.
Pocas veces encuentro una de esas personas maravillosas que escuchan sin esperar a que acabes de hablar para hacerlo ella, que oyen un consejo o una opinión sin tratar de encontrar la vía rápida para contestar algo que te rebata y así demostrar que siempre saben más que tú.
Que como reza el dicho “les dejas ir, y si vuelven es que nunca les perdiste” (sino, nunca fueron tus amigos).
No parecemos darnos cuenta que no somos animales solitarios, que necesitamos amor y cariño, y escudarnos en “la vida me ha hecho así” es solo un cliché para cumplir con los tópicos y así, sentir que nos integramos en la sociedad.
La vida es tremendamente fácil y nos empeñamos en complicarla, cuando todo se reduce a vive y deja vivir.
Soy una persona tremendamente vulgar.
No tengo miedo de abrazar ni gritar a los cuatro vientos cuando quiero a alguien. No digo No cuando quiero decir Sí. Y me encanta tener a personas a mi lado con las que puedo hablar abiertamente, porque no quiero medir mis palabras.
Que suerte tengo. Que afortunada soy.
Te adoro, Valentina, que personita tan excepcional eres…
He recibido una carta.
Normalmente trato de ser una persona positiva y alegre, convencer a mis amigos de que la vida no es una mierda, que el amor es eterno mientras dura, que los amigos no te traicionan, solo descubres los que nunca lo fueron, que no se fracasa sino que se encuentran maneras de no alcanzar el éxito, que si las cosas hoy han salido fatal, mañana solo pueden ir a mejor. Lo repito tanto que aburro, pero no quiero que nadie me convenza de lo contrario.
Cuando me falla la fe, respiro hondo, cuento hasta diez y pienso en mi situación a los 18 años, cuando me vi en la calle con una mochila con tres pantalones, mi señor Oso y 2.500 pesetas en el bolsillo, teniendo que pasar las noches en la estación de atocha. Ahora miro a mi alrededor y pienso que soy una persona afortunada, y no por pagar una hipoteca o haber encontrado un hombre que me quiere, sino porque creo que he encontrado buenos amigos, muchos y de calidad. Y a éstos los elegí yo.
Pero si de algo me he dado cuenta es de que hay que cuidarlos por encima de todo.
Pocas veces encuentro una de esas personas maravillosas que escuchan sin esperar a que acabes de hablar para hacerlo ella, que oyen un consejo o una opinión sin tratar de encontrar la vía rápida para contestar algo que te rebata y así demostrar que siempre saben más que tú.
Que como reza el dicho “les dejas ir, y si vuelven es que nunca les perdiste” (sino, nunca fueron tus amigos).
No parecemos darnos cuenta que no somos animales solitarios, que necesitamos amor y cariño, y escudarnos en “la vida me ha hecho así” es solo un cliché para cumplir con los tópicos y así, sentir que nos integramos en la sociedad.
La vida es tremendamente fácil y nos empeñamos en complicarla, cuando todo se reduce a vive y deja vivir.
Soy una persona tremendamente vulgar.
No tengo miedo de abrazar ni gritar a los cuatro vientos cuando quiero a alguien. No digo No cuando quiero decir Sí. Y me encanta tener a personas a mi lado con las que puedo hablar abiertamente, porque no quiero medir mis palabras.
Que suerte tengo. Que afortunada soy.
Te adoro, Valentina, que personita tan excepcional eres…
Comments (2)
Emociones vividas diarias...
Que seriamos sin las emociones,somos seres de luz,seres de vida,seres sensibles llenos de emociones. Cuantas emociones bellas puedes vivir en una noche,las mismas que desees vivir y pueda sentir tu corazón.
Cuantas emociones guardamos por no poder vivirlas,las limitamos, las hacemos a un lado, nos alejamos
nos da miedo vivir las emociones por que tememos perder,que más puedes perder si lo más importante no lo has vivido,
te limitas a vivir, se escoge el camino más fácil,donde el corazón tal vez no tenga nada que ver.
Que ironías de la vida,En este mundo todo se mueve por amor,y el amor tarda tanto en llegar,Y a veces no termina de llegar,cuanto amor hace falta en el corazón, para permitirte vivir con la ilusión,la vida va pasando y los caminos se van limitando,es una brecha abierta en medio del bosque,conforme pasa el tiempo el camino se va perdiendo,y con eso el regreso a casa,Se va haciendo difícil,el regreso a las emociones quizás, Ya no llegue más.
Cada uno de nosotros elige su modo de vida, aunque a veces esa elección se vea forzada por las circunstancias.
En otros momentos decides elegir algo, aún siendo consciente de que "este algo" no te conduce por un camino muy nítido, pero alguna fuerza mayor te hace dejarte llevar.
Es en esos momentos en los que se agradece que alguien especial acabe con tu ceguera, a través de pequeños consejitos que te ayudan a tomar decisiones, a ser fuerte ante una realidad.
Son esas caricias (a veces no físicas) las que te hacen vivir cada día con más optimismo, sabiendo que nunca estás sola.
Y es que no cuesta tanto crear una ilusión , como mantenerla viva cada día.
AGRADEZCO...
Esas llamadas telefonicas, esos mensajes de textos, esos e-mails cortiquitos, esas miradas que a veces dicen mas que un millon de palabras, esas charlas por MSN y a un gran etcetera de detalles que han marcado tu paso por mi vida coloreando las paredes de mi alma con un arcoiris espectacular, perfumando mis espacios y llenando todo de una alegria sincera.
GRACIAS DE VERDAD POR ESTAR AHI..
Vuela como siempre soñaste,como siempre quisiste de niña, como lo esperas de un corazón de una gran mujer.
...gracias Nuss...
y gracias a Valentina, que colgó su agradecimiento en la entrada equivocada. :))))
Lo sigo diciendo... que suerte tengo, que afortunada soy...