A Marco le gusta despertarse con la radio, los cigarrillos Chesterfield, las chicas de los vídeos heavys y las motos Harley. Presume de llevar gafas de sol a las 03.00 Am y solo hay una cosa que no soporta: las niñas pijas con tacones altos y bolsos de Tous.Hoy ha salido como de costumbre a dar una vuelta con su moto, consciente de las miradas femeninas que se clavan en su trasero embutido en unos Lee ajustados y al pasar por la portería se ha tropezado con Nadia, la hija de la portera, a la que ha dedicado un especial gesto de desdén, cansado de su boba mirada de niña enamorada desdibujado en su habitual rostro picado de acné y coronando un cuerpo pasado de kilos y encogido como un tentetieso.


Nadia adora las series animadas, los broches de fieltro, las canciones tristes y todo lo que sea de color rosa. Pero por encima de todo adora a Marco, el vecino del cuarto. Por el que se le van los ojos cuando le ve pasar. Pega la oreja a la puerta para estar atenta al ascensor y verle salir con el casco de su moto en una mano y su chaqueta de Iron Maiden en la otra, mientras finge hablar con alguien por el móvil para no entablar conversación. Nadia está acomplejada por su físico y desearía que nadie la mirara de arriba abajo cada vez que sale a la calle. Cuando ha sentido la mirada desdeñosa de Marco, el corazón le ha dado un vuelco y su cabeza se ha llenado de preguntas ¿soy horrible? ¿conseguiré que alguien me quiera? ¿merezco que me quieran? ¿soy buena persona? Y enfrascada en sus pensamientos no se ha dado cuenta de que ha quemado con la plancha la camisa favorita de Adela, la amiga de su madre, que ha prometido pagarle por planchar toda su ropa.



Adela, se separó hace años. No soportaba a su marido, un hombre frío y cruel que pocas veces le dedicó una sonrisa. La falta de amor y cariño en su infancia le empujó a entregarse a un hombre que no le correspondía, pero en el que ella vio su futuro. El desengaño y la desilusión le arrastró a un matrimonio malavenido que aún así engendró una hija, Violeta. La muchacha ha prometido presentarle a su nuevo novio y ha quedado para cenar con Adela esa misma noche.


Violeta vive sola desde los dieciocho. Huyó del hogar en cuanto pudo, ya que no soportaba los abusos de su padre y la indiferencia apática de su madre. De pequeña la amenazaban con tirarla a la basura y aquella “pequeña” broma se convirtió en el centro de sus pesadillas. Sueños aterradores llenos de bolsas plástico con bracitos inertes que sobresalían de entre las tiras de autocierre. Pero Violeta es una persona luchadora que nunca se da por vencida y mira a la vida con un positivismo exacerbado, tratando de autoconvencerse de que en la vida hay algo más que le depara felicidad. Pero hoy iba a presentarle a su madre a Héctor, su nuevo chico, y todo se ha ido al traste cuando su madre ha llegado una hora tarde, excusándose en nosequé problema con la camisa, y han perdido la reserva de la mesa y han tenido que trasladarse a otro restaurante cercano pero bastante más caro.


Héctor siempre fue un chico estudioso, callado y retraído que solía sentarse en la última fila. Miraba a las chicas populares con deseo pero nunca se atrevió a proponerles una cita, aterrado por la idea del fracaso, un concepto que su padre le había inculcado desde niño. “Siempre serás un fracasado”. Pero ahora Héctor tiene una novia guapa y lista que admira su inteligencia y le acompaña a sus campeonatos de bolos junto con su primo Adrián.Héctor le debe todavía a su primo el dinero que éste le prestó para su matrícula universitaria. Pensaba pagarle hoy el último plazo, pero inesperadamente ha tenido que invertirlo en pagar una cena costosa, ya programada, con la madre de su novia a la cual quería invitar, para empezar la relación con buen pie ya que ésta es muy importante para él.


Adrián es un estupendo jugador de bolos, adora toda clase de juegos y deportes, porque a él le encantan los retos. Se gastó buena parte de sus ahorros en una buena bicicleta de montaña con la que poder competir a nivel profesional.Esto no le hizo mucha gracia a su madre, Viviana, que le pide que colabore en casa ante la falta de ingresos ya que su padre murió hace años y la pensión no es suficiente para la manutención. Pero Adrián contaba con el dinero que su primo Héctor debía devolverle esa misma noche en un bar de copas en el que habían quedado y al que llegó tarde, junto con su novia Violeta, alegando que se lo devolvería la semana siguiente.


Viviana trabaja por las tardes en unos grandes almacenes envolviendo paquetes con papeles floreados y rosetas de celofán. Nunca sale por las mañanas más que para hacer la compra y nunca coge el coche si no es para hacer algo importante.Pero esa mañana Viviana ha tenido que salir para ir al banco y retirar dinero de una cuenta de ahorro ya que ha recibido varios avisos de corte de luz y su hijo no le dio el dinero prometido. No quiso presionarle con las malas noticias para que no se preocupara pero ahora Viviana está tan pendiente de su precaria situación económica que no sabe donde tiene la cabeza y con la mente en otros mundos no ha visto pasar al chico guapo de pantalones ajustados y cazadora de Iron Maiden que circulaba en moto por la calle perpendicular y se lo ha llevado por delante.


Un chico al que no había visto en su vida.

Comments (1)

On 10 de abril de 2009, 12:25 , Anónimo dijo...

Causa-efecto elevado a su máxima expresión.

Me ha gustado mucho el relato...si tiraramos del hilo nos sorprendería le de situaciones entrelazadas que hay en nuestra vida y nosotros sin saberlo...jejeje...un besico.